pie plano

no tengo tiempo
no tengo ganas
no tengo ánimo

sentado en el aeropuerto de Piura, en una sofocante noche de verano (si, ya sé que es abril, pero anda a discutirle eso a doña equinoccio y a don solsticio). Las comparaciones y los paralelos son inevitables.

el sudor sirviendo de inesperada cola de pegar entre mi piel y el polo, unas lamidas de aire que me llegan a la nuca desde un lejano ventilador con aspas oxidadas colgando en el techo, insuficientes fluorescentes que generan un ambiente de posta médica en la que falta gasas, alcohol y paciencia. Pues yo no me quedo atrás, y para jugar en la fiesta de la verguenza ajena, me miro en un espejo y me reconozco despeinado, subido de peso, con los lentes chuecos y cargando la laptop con la misma gracia que un cajón de frutas. De repente veo que desde el fondo me miran... bah, que huevada... algún curioso que me ha confundido con un galán de telenovela en decadencia. Pero no, se acerca y me habla. De repente me siento fit, arrollador e impecable (sin dejar de sentir que me sudan lugares que no sabía que me podía sudar).

Ahora llega el momento de la analogía traida de los pelos ... así como quizás haya oportunidad para mí, cuando todo lo creía perdido.... aún habrá esperanza para esta tierra que Dios hizo un día en que sufría de bipolaridad?

stay tuned.... stay scared....