Me tocó vivir la segunda vuelta de las elecciones para presidente fuera del país. Nadie me podía creer que votar era obligatorio y que el ganador TIENE que tener más del 50% de votos válidos para proclamarlo presidente.
Y yo respondía lo que siempre respondo : "entre gente tan acostumbrada a hacer "lo que se debe hacer porque es así y bueno, pues, tiene que ser así" como la de mi país, el argumento de que el presidente ganó porque TODOS tuvimos que salir a matarnos en el tráfico un domingo y votar por él, así no queramos, es argumento suficiente para que cada vez que el gobierno patina (es decir, cada dos o tres horas) la nación entera exhale un gran suspiro cual enorme llanta de camión minero desinflándose y diga ... "bueno, nosotros lo elegimos pues" y de esa manera nos evitamos cambiar de presidente cada vez que vuelve a estar de moda el negro (es decir, cada dos años)." no digo que esté mal o que esté bien, pero es así.
en fin, ya pasaron las elecciones. pasó lo que tenía que pasar y, nada, encontré este extracto de conversación (sacado de el lugar menos pensado) lo cual me hizo acordar que de algún modo, en latinoamérica te puedes morir de todo menos de aburrimiento
- Che, peruano, ¿ya te vas? Mandale mis saludos a Humala.
- Pero ése no es el que va a salir.
- ¿Ah, no? ¿Entonces quién?
- Alan García.
- Che, decime, ¿pero ese no es el pibe que se afanó toda la guita y se fue a París, a vivir como un príncipe?
- Correcto.
- ¿Y lo han votado de nuevo?
- Así es.
- No hay nada que hacer, che: somos países hermanos.
- Hasta la muerte.
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