caballocorcho

They say learning to love yourself
Is the first step that you take
When you want to be real
Just be. Kirsty Hawkshaw

El tema es que jamás se contaminó... en su cabecita de aserrín comprimido, pensaba que las patitas de fósforo y el cuerpo de corchito conformaban el paroxismo de la ergonomía y el diseño anatómico.
Y la idea que le dió la muñeca sin cabeza fue genial. Con una tuerquita en la cola podía hacer nuevas gracias! Ahora ya no tenía que resignarse a estar apoyado en sus cuatro fosforitos poniendo cara de circunstancia.

Con la ayuda de un gentil pincel sin cerdas, aprendió a pararse en sus dos cerillos traseros y balancearse ante el asombro de los camiones de madera sin ruedas y los peluches ciegos. Todas las noches alegraba el letargo y el olor de humedad del cajón de cartón con sus pequeño gran acto de riesgosísima acrobacia, a juzgar por unos soldaditos de cabeza derretida.

Cada vez se acordaba menos de aquella figurita de pretencioso latón que durante un tiempo le aplaudía golpeando sus manos estáticas contra la noble teterita oxidada. De alguna manera entendió que para poder ser feliz, tenía que aprender a valorar cada astilla de sus patas, cada doblez de su cola, cada migaja de su cuerpo.

Sin embargo, nunca perdió la conciencia de su naturaleza de corcho, alambre y madera. Noble y simple. Impaciente y orgulloso. Loco y aburrido. Emocionante y exagerado. Ignorado y esperado.

Yo me acuerdo de ti caballocorcho... te recuerdo desde hace muchos años hacia el futuro... sigues viajando con tus amigos de la caja de cartón (tus amigos invisibles, tu ejército imposible...)

Máncora, 2006